Por un mes se forjó un único mundo: el mundo del futbol

11 de Julio de 2014
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MÉXICO VS CAMERÚN
MÉXICO VS CAMERÚN
México, 11 Jul 14 (Notimex).- En estos días millones de habitantes han pasado a formar parte de un único mundo: el mundo del fútbol. Lo que importa mucho es el concierto de países en una justa mundial que reúne, después de una exhaustiva y larga eliminatoria, a 32 selecciones nacionales de otros tantos países.

No importa tanto el equipo que gane o que pierda hoy o que el partido sea hoy o mañana, sino el hecho previo de que todos jueguen o hayan jugado a escala universal, por así decirlo, simultáneamente, y que su competencia se haya seguido en sus respectivos países con fervor nacional.

Los protagonistas hoy son Argentina, Brasil, Holanda y Alemania, no ya como clubes, sino como naciones. Por un instante todos los holandeses, así como todos los argentinos, todos los alemanes y todos los brasileños, sintieron la misma alegría, el mismo dolor o la misma ansiedad. Cada uno de ellos se había transformado en un solo pueblo, gracias a la gesta del fútbol.

El fútbol se ha convertido en una pasión simultánea de multitudes. Por esta pasión, en principio meramente deportiva, ha surgido en cada país participante, un movimiento nacionalista que todos comparten porque es, a la vez y al mismo tiempo, universal. Es como si hubiera estallado una guerra mundial, pero, eso sí, incruenta.

No se mata ni se muere, sólo se gana o se pierde y al día siguiente los contendientes se dan la mano y vuelven a competir con los mismos o con otros contendientes, con la esperanza, de nuevo, de vencer.

Inmensas energías se han desplegado en los medios masivos de comunicación. Los periodistas ya no sólo informamos, sino más bien comentamos lo que todos los demás también han visto al lado nuestro.

El mundo se ha convertido en un inmenso balcón desde el cual todos contemplamos un mismo espectáculo, animados por una misma pasión. Ya no jugamos simplemente al fútbol. Lo vivimos aunque sea desde afuera, apasionadamente.

Hoy que nos encontramos en la puerta de la disputa por los primeros cuatro lugares, se presenta una situación inaudita, de esas que difícilmente volverán a repetirse a lo largo de la vida. En Maracaná estará la cúpula del poder.

Coincidentemente tres mujeres de primer orden, Dilma Rouseff, Cristina Fernández y Ángela Merkel presidirán el juego final de esta justa en la cual participan solo hombres. La anfitriona del corazón roto acompañará a sus invitadas quienes ansiarán la victoria y animarán con su presencia a sus respectivas escuadras.

Pero por si lo anterior fuera poca coincidencia, los dos equipos que disputarán el campeonato cuentan con un apoyo más que humano: el Papa Francisco es argentino, y el Papa emérito Benedicto es alemán. También la reina consorte de Holanda, Máxima Zorreguieta, es argentina de origen.

¿Se puede pedir más respaldo para los equipos del fin de semana?. Podemos agregar que el fútbol hermana a personas de izquierda o de derecha, en cuya pasión futbolera se funden hasta disolverse las demás diferencias de edad, ideas o condición ideológica o social.

Por eso también llama la atención que los aficionados se pongan una misma camiseta. Tocando este tema de curiosidad social y partidista, Ortega y Gasset en La rebelión de las masas, advierte que no parece tan mal que, cuando se llega a este nivel del análisis, se recurra a una metáfora deportiva en lugar de una metáfora clasista.

¿Dónde están, en este sentido, nuestros sentimientos más profundos? ¿Más cerca del pueblo "futbolero" o más cerca del antagonismo de clases? Según Marx, lo que en resumidas cuentas nos definía era la posición que elegíamos en la lucha de clases.

Pero lo que más se observa hoy alrededor nuestro es que lo que aparentemente nos divide es lo que en verdad nos une: una pasión deportiva.

Tal vez sea bueno no desestimar este encumbramiento del deporte al tope de nuestras preferencias, desechándolo por frívolo y sin advertir el mensaje que nos envía más allá del fútbol.

Este mensaje es que, al concentrarnos en el fútbol y no en la sociología, estamos revelando sin querer que no nos atrae tanto la división o la lucha de clases como suponíamos, ya que el deporte o el juego multitudinario es en verdad lo que nos moviliza.

Argentinos, brasileños y en general todos los pueblos latinoamericanos tenemos numerosos problemas. Pero la mejor receta para enfrentarlos no es elaborar sofisticadas teorías en torno de ellos, sino seguir sumando los elementos positivos que los convocan.

Debemos seguir vibrando con el fútbol y con el deporte en general. Resolver, una por una, las dificultades que nos rodean. Sigamos creyendo que podemos encararlas con la unidad que nos ofrece el deporte, como si fuera un espejo de lo mejor que tenemos

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