Cumple Imcine 30 años con logros, retos y asignaturas pendientes

25 de Marzo de 2013
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México, 25 Mar. (Notimex).- Creado bajo la premisa de impulsar el desarrollo de la actividad fílmica, el Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine) conmemora hoy 30 años de existencia, tiempo en el que ha sido testigo y partícipe de cambios, logros, retos y asignaturas pendientes que invitan a la reflexión.

Fue el 25 de marzo de 1983 cuando se publicó en el "Diario Oficial de la Federación" la creación de Imcine, cuyo fundamento principal era apoyar la industria fílmica a través de la producción, el estímulo a creadores, el fomento industrial y la promoción, distribución, difusión y divulgación del cine mexicano.

El Imcine nació en un contexto en el que la cinematografía mexicana atravesaba una grave crisis tanto de calidad de los filmes como de mecanismos de financiamiento y promoción, por lo que su primer director, el cineasta Alberto Isaac, no tuvo una tarea sencilla.

De acuerdo con datos estadísticos del instituto, en 1983 se produjeron nueve largometrajes con el apoyo del Estado y 73 con producción privada; al no conseguir el respaldo financiero ni la capacidad ejecutiva sobre las decisiones sustantivas, el titular de organismo renunció en noviembre de 1985.

A partir de entonces, el Imcine ha tenido entre sus directores a Enrique Soto Izquierdo, Ignacio Durán, Alejandro Pelayo, Alfredo Joskowicz, Marina Stavenhagen y Jorge Sánchez, su actual director, entre otros.

El 13 de febrero de 1989, el "Diario Oficial" publicó un decreto por el cual el Imcine quedó incorporado al Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), con lo que el instituto experimentó su primera reestructuración importante.

Fue en esos años que se crearon el Fondo de Fomento a la Calidad Cinematográfica, así como el Consejo Consultivo del Imcine para la evaluación de guiones y nuevos esquemas de producción que permitieron que entre 1989 y 1994 debutaran 21 realizadores (directores y guionistas).

Entre 1989 y 1994 el impulso a la producción tuvo sus primeros frutos, pues la presencia mexicana en festivales internacionales fue de casi un centenar de películas, además se suscribieron convenios y acuerdos internacionales, al tiempo que se impulsó la difusión del Séptimo Arte nacional a través de exposiciones y libros.

Otro suceso relevante fue la expedición de la Ley Federal de Cinematografía, en 1992, que sustituyó a la Ley de la Industria Cinematográfica de 1949, la cual marcó una clara distinción entre las funciones normativas y las atribuciones de fomento y promoción.

A pesar de la intensa actividad, la producción fílmica decreció en 1994 a sólo 28 largometrajes, cuando Ignacio Durán era el director del Imcine; su sucesor, en 1995, fue Jorge Alberto Lozoya, reconocido por su trayectoria como promotor cultural, que a su vez fue relevado por el cineasta Diego López, en septiembre de 1996.

Una de las peores crisis por las que ha atravesado la producción de cine mexicano se dio en 1997, año en el que únicamente se filmaron nueve películas, la cantidad más baja registrada en la historia del cine sonoro en México.

Ante esta situación, en diciembre de ese mismo año comenzó a funcionar el Fondo para la Producción Cinematográfica Nacional (Foprocine), con una aportación inicial de 135 millones de pesos del presupuesto federal y cuyos objetivos eran promover y apoyar la producción de filmes mexicanos, que combinaran niveles satisfactorios de calidad temática y técnica.

En 1998 se creó el Programa de Apoyo a Creadores, mientras que el Programa de Óperas Primas del Imcine extendió el apoyo otorgado ya al Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) y al Centro Universitario de Estudios Cinematográficos de la UNAM.

El fotocineasta Alfredo Joskowicz, quien había tenido bajo su dirección al CCC (1977-1982), al CUEC (1989-1996), a los Estudios América (1982-1985 y los Estudios Churubusco (1997-2000) tuvo la dirección de Imcine de 2001 a 2006, periodo en el que se realizaron cambios significativos.

Sus principales líneas de acción fueron: impulsar los programas de estímulos a creadores y el de apoyo a la industria cinematográfica, así como la promoción nacional e internacional de películas mexicanas. Durante este periodo, la producción fílmica aumentó de 21 películas, en 2001, a 53, en 2006, de las cuales 42 obtuvieron apoyo del Estado.

Esta tendencia a la alza respecto a la producción continuó en la dirección de la guionista Marina Stavenhagen, cuya línea de acción fue continuar y consolidar las estrategias de fomento a la producción establecidas por Joskowicz.

De acuerdo con las últimas estadísticas publicadas por el Imcine, la producción de películas mexicanas aumentó de 53 en 2006, a 112 en 2012, lo cual el instituto atribuye en gran medida a la creación de estímulos y fondos públicos como el Eficine, el Fidecine y el Foprocine, entre otros, los cuales se mantienen vigentes.

Es así como a lo largo de 30 años el Imcine ha sorteado una serie de hechos que están inevitablemente relacionados con el contexto social y político del país, al tiempo que ha experimentado importantes cambios y ha tenido altibajos.

Si bien el instituto mantiene vivo el espíritu de impulsar la cinematografía mexicana no sólo como bien cultural sino como industria, también enfrenta grandes retos, entre ellos, mantener el nivel de producción, obtener mejores condiciones de distribución y exhibición, así como recuperar público y mantenerse a la vanguardia tecnológica.