Es Dolores Olmedo una de las mecenas más importantes del arte mexicano

26 de Julio de 2014
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México, 26 Jul 14 (Notimex).- Cuando murió, el 27 de julio de 2002, Dolores Olmedo era un mujer muy rica y exitosa, que se había ufanado no de su dinero o de sus relaciones, sino de haber trabajado muy duro para conseguir sus objetivos, porque tenía la convicción de que “uno debe pelear por lo que quiere hasta la muerte y cueste lo que cueste”.

Hubo una época en la que se escribió mucho sobre si su fortuna se debía a favores políticos, si sus relaciones en el medio en el que se desenvolvía la habían favorecido para hacer los negocios que la convirtieron en una mujer poderosa económicamente y con gran influencia en la vida de este país, pero por encima de ello queda su legado.

Porque a la luz de los años simplemente se le recuerda como una gran mecenas del arte mexicano, una mujer generosa que legó importantes colecciones de arte a este país.

Tenía 93 años cuando dejó de existir, pero sigue viva en su obra y en el museo que lleva su nombre y que alberga, en su antigua casa de La Noria, por lo menos seis importantes colecciones con obra de artistas como Frida Kahlo, Diego Rivera, Angelina Beloff, Pablo O’Higgins, una de arte popular y otra de prehispánico.

Un artículo biográfico difundido por el sitio web “Culturaculectiva.com”, destaca que la historia de Lola, como se le conocía, es ante todo, un testimonio de determinación, carácter y visión de futuro, que con su perspectiva nacionalista, “vio en México una gran veta de cultura y arte que la llevó a poner su vida al servicio de éstos y a constituirse en una de las grandes mecenas del siglo XX”.

Una historia que comenzó de cero, pues según ella misma contó en alguna entrevista, empezó su fortuna “haciendo tortas para la escuela, luego donas”. Después le daría por comprar una tabiquera, negocio del que sin saber nada, la llevó a comprar todos los hornos de Naucalpan, e introducirse después en el medio de la construcción, donde sí logró hacer fortuna.

“Me hice millonetas, empecé a comprarle obra a Diego Rivera y ya hice lo que me dio la gana", recordó a Adriana Malvido en una entrevista publicada por “La Jornada” a mediados de los años 90 del siglo pasado.

La biografía que exhibe su Museo refiere que nació en Tacubaya, Ciudad de México, el 14 de diciembre de 1908, en vísperas de la Revolución Mexicana y que en su juventud, estudió leyes, aunque terminó cursando una carrera artística en la Academia de San Carlos.

Cuenta que lo que determinó su acercamiento con el arte -y, de alguna manera, marcó su destino- fue conocer a Diego Rivera, en 1928, en la Secretaría de Educación Pública. Rivera realizaría 26 o 27 dibujos al desnudo de Olmedo.

En esa época conoció al periodista británico Howard Phillips, con quien se casaría en 1935 y con quien procreó a sus cuatro hijos: Alfredo, Irene, Eduardo y Carlos. La pareja se separó en 1948, pero siguieron relacionados hasta la muerte de Howard.

Entre sus amigos y conocidos figuraban desde intelectuales como los poetas Salvador Novo y Xavier Villaurrutia, escritores como Jaime Torres Bodet; filósofos como José Vasconcelos y Antonio Caso; músicos como Julián Carrillo, Luis Sandi, Manuel M. Ponce y Carlos Chávez, políticos como Narciso Bassols y los pintores Joaquín Clausell, Alfredo Ramos Martínez y Germán Gedovius.

Fue socia de Heriberto Pagelson en una compañía que se convertiría en una gran empresa, Compañía Inmobiliaria y Constructora, S.A. (CICSA), una de las principales compañías contratistas al servicio del Gobierno Federal.

El documento refiere que fue hacia 1954 y tras la muerte de Frida Kahlo, que Dolores Olmedo volvió a encontrarse con Diego Rivera, lo que los llevó a reanudar su amistad.

Un año después, Lola bajo la tutela del propio Diego, comenzó a comprar obra del muralista, al mismo tiempo que fue creando una colección de piezas de arte precolombino, orientada también por el propio artista, quien más adelante le pediría que se hiciera cargo de los museos Frida Kahlo y Diego Rivera-Anahuacalli.

Obra pictórica, lotes de piezas prehispánicas, estofados novohispanos y arte popular, fueron otras de las compras de Olmedo, quien en 1972 ya tenía 800 piezas arqueológicas mesoamericanas.

Su biografía menciona que destaca el hecho que llegara a ocupar posiciones políticas y culturales, porque desde ellas pudo realizar exhibiciones de arte mexicano dentro y fuera del país.

“Su talento para los negocios, su buen ojo como coleccionista y su determinación por acrecentar el patrimonio cultural de México la llevaron a conseguir una meta admirable que benefició al pueblo mexicano: la construcción del Museo Dolores Olmedo”.

El emblemático inmueble abrió sus puertas el 17 de septiembre del 1994, y expone toda su colección pictórica, prehispánica y popular, además continúa la tradición -que ya había iniciado en los museos Anahuacalli y Frida Kahlo- de colocar una gran ofrenda de muertos.

Actualmente, el recinto invita a redescubrir a Frida y a Diego, desde el Art Project de Google.

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