Es Silvia Molina un ejemplo de tenacidad en el mundo de las letras

10 de Octubre de 2013
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México, 10 Oct. (Notimex).- Aunque llegó a la escuela secundaria sin haber aprendido a leer, su disciplina y tenacidad hicieron a Silvia Molina remontar el camino hasta convertirse en una reconocida escritora mexicana y hoy presidenta del Consejo Nacional del Seminario de Cultura Mexicana.

"Entonces nadie sabía realmente cómo ayudarme. Nada más hacían que yo me fatigara más y yo terminaba llorando. La tarea era tema de llanto todos los días. No entendían por qué en lugar de "el" yo leía "le", comentó alguna vez en una entrevista, al hablar de su dislexia y esa época de la vida en que fue marginada por ser diferente.

Así que si alguien sabe cuánto cambia la vida la lectura es ella, que tuvo la fortuna de conocer a una maestra de español que se empeñó en que aprendiera y que más que leer la enseñó a comprender, cambiando su rumbo, pues a partir de entonces pudo estudiar por su cuenta y sacar adelante primero la carrera de Antropología, luego la de Letras Hispánicas y Literatura Prehispánica.

Silvia Molina nació hace 67 años, el 11 de octubre de 1946, en la Ciudad de México, y su tardía preparación profesional no fue un obstáculo para que hoy sea miembro correspondiente de la Academia Mexicana de la Lengua (2013), y una afamada escritora, cuyos textos se caracterizan por conducir al lector al interior de sus pasiones.

Rafael Vega Alí ha dicho que la escritura de Molina "está llena de transparencia y serenidad, combina distintos niveles narrativos y espacios dramáticos, singularidades que la han colocado en un sitio preponderante de las letras mexicanas, siendo galardonada en numerosas ocasiones por su memorable trayectoria".

Su incursión en las letras, ha dicho, estuvo influenciada por José Agustín, pero sus primeras enseñanzas en la literatura fueron de Elena Poniatowska y Hugo Hiriart. De este segundo, señala, le debe haber aprendido que la literatura es poner en orden las ideas, quitar más que poner cosas al borrador inicial.

"La mañana debe ser gris", su ópera prima, le valió el Premio "Xavier Villaurrutia" en 1977, "con lo que se puede afirmar que entró con pie derecho" al campo de la literatura, reflejando su pasión, el valor, la intensidad y la simpatía, destacó en alguna ocasión Hernán Lara Zavala.

Otros galardones que ha recibido son: el Premio Nacional de Literatura Infantil Juan de la Cabada (1992), por "Mi familia y la Bella Durmiente 100 años después", el Premio Sor Juana Inés de la Cruz de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (1998) por "El amor que me juraste" y el Premio Antonio Robles de Literatura Infantil (1984) por "La creación del sol y la luna".

Fue becaria del Centro Mexicano de Escritores (1979), del International Writing Program de Iowa en Estados Unidos (1991), del Fideicomiso para la Cultura México-USA (1994) y del Sistema Nacional de Creadores de Arte (1995-1998 y 1998-2000), indica el sitio "literatura.bellasartes.gob.mx".

Además, ocupó los cargos de vocal de la Sociedad Alfonsina Internacional, directora de la Coordinación de Publicaciones del INBA, profesora visitante en la Brigham Young University de Utah, agregada cultural en la Embajada de México en Bruselas y directora de la Coordinación Nacional de Literatura del INBA.

Entre su obra, que ha sido traducida al inglés, francés y alemán, destacan "Ascensión Tun" (1981), "Lides de estaño" (1984), "La familia vino del norte" (1988), "Dicen que me case yo" (1989), "Imagen de Héctor" (1990), "El amor que me juraste" (1998) y "Quiero ser la que seré" (2000).

Asimismo, ha escrito números libros de literatura infantil como "El papel" (1985), "La creación del hombre, Leyendas nahuas de la creación" (1991), "El abuelo ya no duerme en el armario" (1996), y "El canario y el sabueso" (2006).

En mayo de este año, fue nombrada presidenta del Consejo Nacional del Seminario de Cultura Mexicana, con lo que se convirtió en la primera mujer elegida para estar al frente de esa institución fundada por artistas e intelectuales de la talla de Frida Kahlo, Manuel M. Ponce, Enrique González Martínez, Mariano Azuela, Luis Ortiz Monasterio, entre otros.

Desde allí pretende continuar estimulando la creación y difundiendo la historia y la cultura de México en el país, entre otras acciones, fortaleciendo las más de 60 corresponsalías distribuidas dentro y fura del país; así como a los grupos autónomos que se encargan de organizar conferencias con miembros del Consejo en sus pueblos o ciudades, y que son financiadas por la institución.

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