Para Marco Fonz, la poesía era un reflejo de la vida

22 de Febrero de 2014
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Tepic, 22 Feb. (Notimex).- Para el poeta mexicano Marco Fonz (1965-2014), a quien hoy se le realizó un servicio religioso en la Parroquia del Señor del Buen Despacho, en esta ciudad, la poesía era un reflejo de la vida, con sus contrastes, luces y sombras.

En una entrevista grabada en julio de 2010, previamente a los festejos por el bicentenario de la Independencia y centenario de la Revolución, en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, Fonz, recientemente fallecido en Viña del Mar, Chile, explicó que la poesía abarca “los errores, lo sucio de la vida, lo marginal y lo central.

“Para mí es, por ejemplo, si voy a construir un poema o un poemario, éste tiene que tener alturas de unos muy buenos días y bajadas de tener unos días fatales, o de muerte”.

Estableció su certeza de que la poesía “es algo orgánico, para mí, debe tener todas estas aristas; no puedes tener un poemario perfecto, eso es una mentira que te hacen creer las instituciones o las personas que manejan las publicaciones institucionales.

“La gente que maneja estos sistemas se empeña en hacer artificial esta vida, te dan productos plásticos, productos reciclados, productos, pero no te dan la vida, te dan algo que se parece a la vida, como flores de plástico”, expresó.

De la situación de la poesía en el país, consideró entonces que vive un momento de sueño, “hay una flojera mental por parte de los poetas mexicanos, de tal forma que otro tipo de poesías, como la argentina, la chilena o la colombiana, tienen a veces más que decir que la mexicana”.

Recordó que el problema lo definió el Premio Nobel de Literatura 1990, Octavio Paz, al señalar que “México es el único país donde se le pagaba a sus escritores para que dejaran de escribir; entonces, tenemos el problema de que la mayoría de nuestros escritores, para que puedan sobrevivir, se vuelven funcionarios públicos”.

La consecuencia de tal situación, siguiendo a Paz, según Fonz, es que terminan en que “ni escriben bien ni son buenos funcionarios; todo se revuelve o todo se detiene por esta ambigüedad de trabajos”.

Sin embargo, el bardo, nacido en la ciudad de México, acotó que “el poeta no porque sea institucional es malo. Hay poetas institucionales que son buenos, pero no por ser institucionales, sino porque son poetas.

“Y hay poetas marginales que son buenos, pero no porque son marginales, sino porque son poetas; en ambos casos estos escritores singularmente se salvan, pero no por la institución y no por lo marginal, sino porque realmente tienen algo que decir”.

De la razón de lo anterior, dijo que en una plática con el también poeta Javier Sicilia coincidieron en que el problema surgió en los años 50 del siglo pasado, y las generaciones posteriores no se han sabido “desprender de la institución o de la institucionalidad”, con excepciones como él y José Vicente Anaya.

“Pero creo que las generaciones jóvenes en vez de ocupar la libertad que la creación les da, se han acomodado muy fácilmente bajo la sombra de la institución, y ahora parecen como clones de los de los años 50”, no han sabido tomar conciencia y rebelarse a ello, manifestó.

Consultado sobre si influye el momento, los movimientos sociales, para que el poeta salga de esa modorra y se rebele, Fonz subrayó que “muchísimo, cada movimiento histórico social importante siempre tuvo a su poeta, o su grupo de poetas, es inevitable de hecho, se supone que entre más grave esté la situación de un país, mayor es la calidad de la poesía en este país”.

Recordó que el francés Arthur Rimbaud (1854-1891) asumió ser el poeta de los soldados franceses cuando regresaban de la guerra con Prusia, porque algo así “duele de tal forma, que lo haces personal, entonces la única manera de devolverlo es de una forma artística”.

Consideró que la situación de violencia en el país se iba a notar en la obra poética, pero no en ese momento, sino en el futuro, y al respecto hizo notar que la agresividad ha existido en toda la historia de la humanidad, que sus momentos de paz han sido uno o dos días en total.

De su trabajo poético, de su propuesta a la que llamó Retaguardia, Fonz explicó que ese “ismo” que propuso entonces buscaba recuperar preceptos del post-ismo, el surrealismo y el infrarrealismo.

Pero su propuesta mutó durante su viaje al sur y trabajó en un nuevo proyecto de “poesía evolucionista” y “poesía de inconexión”, que tal vez sus manifiestos estén entre sus últimos escritos.

Aclaró que retomó aquellos “ismos” porque “sucedieron en París y en Estados Unidos, el infrarrealismo sucedió en México, pero más en Barcelona, porque allá se publicó ´Los detectives salvajes´ (de Roberto Bolaño), y no han sucedido como la poesía modernista, o como la poesía de los contemporáneos, entonces para mí, no puede estar muerto algo que no ha vivido completamente”.

De la construcción de la Retaguardia, Fonz indicó que ese movimiento “tiene que ver con ese ser contestatario por naturaleza, como debe de ser el poeta y no rendir culto a la personalidad, si no por el contrario, cuestionarlos”, y puso como ejemplo a su poemario “¿No te sientes extraño en este mundo?” (2008).

“Hay versos que pareciera que no tienen conexión unos con otros, pero es como el pensamiento, es como la respiración, está pensado tal cual, así, con cortes, con errores, se detiene de repente, corta el verso arbitrariamente, después continúa.

Respecto a lo que seguía en su vida, sostuvo: “más viajes y más libros; es inevitable para mí, creo que ya no podré parar, acabo de escribir algo que dice: ´se me había olvidado que yo ya estaba muerto/se le olvidó a la muerte que yo ya estaba muerto/ entonces como ya se olvidó/ me deja que yo la alcance como pueda´.

“En mis planes, tengo que seguir con mi movimiento de la Retaguardia en la poesía, espero terminar la carta que se llama ´La carta del depredador”, que es como una denuncia, queja y propuesta de lo que veo y cómo veo la poesía en México, cómo me preocupa que estemos en tan baja altura a nivel internacional.

“Voy a encontrar la forma de que México comience a aceptar a los que son nuestros poetas malditos apenas, eso es como mi futuro”.

Marco Fonz participaba en la Feria Internacional del Libro en Viña del Mar y el 22 de enero de 2014, por la noche, hizo una publicación en Facebook, muy en su estilo de poeta maldito: “Que al final estoy tan solo como un verso”, luego un video de “Borrachita de tequila”, de Lucha Reyes, y para no despertar, “Yo ya me voy a morir a los desiertos”, un canto cardenche con el que se despidió para siempre.

Marco Fonz (Ciudad de México 1965-Viña del Mar, Chile 2014), egresado de la UNAM y de la escuela de escritores de la Sogem; integrante de la Red Nacional de talleristas independientes, fue editor y cotraductor de los poemas de Karl Marx, así como becario del Centro Chiapaneco de Escritores 1994-95.

El Premio de Poesía “Rodolfo Figueroa” 2002 vivió más de 20 años en Chiapas y publicó más de 13 poemarios, además dejó cinco inéditos.

Escribió para las revistas “Alforja”, “La pájara pinta”, “Ixtus”, “Tierra Adentro”, “La voz de la esfinge” y “Versodestierro”, entre otras.

Poemas suyos han sido antologados en Barcelona, Madrid, Italia, Chiapas, Perú y la ciudad de México. Entre sus libros se cuentan “Los animales mal llamados hombres”, “Intermedio absurdo en una función de media noche”, “Del hominem amorfo y el ojo lleno de dientes” y “Cantos siniestros a Chiapas”.

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