Ponderan legado literario de Paz, Revueltas y Huerta

21 de Abril de 2014
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México, 21 Abr. (Notimex).- Nacidos en la misma fecha aunque en diferentes contextos, Octavio Paz (1914-1998), José Revueltas (1914-1976) y Efraín Huerta (1914-1982) pueden ser considerados los tres más grandes escritores mexicanos del siglo XX, consideró el escritor, traductor y diplomático Héctor Orestes.

Al participar en el Homenaje Nacional que se les rindió a 100 años de su natalicio, en el marco del Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, Orestes habló de la vida y obra de estas tres emblemáticas plumas, destacadas por méritos propios.

De acuerdo con un comunicado del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), que da cuenta de la sesión, sobre Paz, Orestes lo consideró como referencia de la poesía moderna en México y de toda la lengua española. “Su lectura, dijo, cobra relevancia pues su obra es una ventana hacia mundos que ningún otro autor, al menos desde México, ha tratado con su lucidez, su prosa, visión poética y mirada estética”.

Paz, sostuvo, fue el mayor interlocutor de México hacia el mundo durante el siglo XX, fue uno de los pocos mexicanos que “supo poner a México en el mundo y al mundo en México”.

Para Orestes, la poesía y los ensayos del autor de ”Piedra de sol” son lecturas obligadas para conocer una forma de interpretación de lo que es ser mexicano.

A José Revueltas lo consideró un prosista que usó al ensayo, la narrativa e incluso al cine y al teatro como sus canales de expresión. Un escritor intenso, incluso magnético, que imanta al lector por la potencia de su prosa.

A él se le puede considerar como el escritor político más importante del siglo XX, dijo, tras recomendar la lectura de “El apando”, una novela de apenas 56 páginas que es fuerte y transgresora para su época, y que fue escrita desde la cárcel de Lecumberri.

Mientras que sobre Efraín Huerta, comentó que igual que Revueltas, fue un escritor de izquierda, miembro del partido comunista, y uno de los poetas más divertidos, graciosos y pícaros de la literatura mexicana del siglo pasado.

Huerta, más conocido por sus Poemínimos que son pequeñas historias, anécdotas, ocurrencias, postales, recados telefónicos, bromas y chistes, hoy sería el mejor escritor de “twits”, ya que se le dio la forma breve de la escritura.

Además, fue un poeta que desarrolló un vínculo especial con la Ciudad de México, pues fue testigo de la gran masificación de la capital mexicana en la década de los años 50, 60 y 70 y no le tuvo miedo a incorporar en la poesía las nuevas formas del habla popular, como los diminutivos y los neologismos, lo que le dio peculiaridad poética a su gran inventiva lingüística.

En el homenaje a estos tres grandes escritores mexicanos del siglo XX, Héctor Orestes además de hablar de su obra, leyó pequeños fragmentos de sus textos e invitó a los espectadores a acercarse a estos autores en el marco del Día Internacional del Libro y del paseo literario que se realizó en la explanada del Palacio de Bellas Artes.

Por separado, se desarrolló un interesante debate en torno a la vida y obra de Octavio Paz en la mesa de reflexión “Octavio Paz: miradas críticas”, donde Evodio Escalante, Josué Ramírez y Víctor Manuel Mendiola hablaron se centraron en “Piedra de Sol”.

Según Mendiola, “Piedra de Sol” es un poema clásico, de composición perfecta, donde Paz combinó las vanguardias, para crear un híbrido y una quimera, hasta cierto punto contradictoria, de gran originalidad e independencia intelectual.

Evodio Escalante, sin embargo, lo consideró un trabajo que carece de hilo conductor, fascinante pero sin estructura.

Víctor Manuel Mendiola salió al paso y consideró que esa aparente falta de estructura, se debe a que es un poema “simultaneísta”, ya que la obra de Paz, compleja y “brillantísima”, está caracterizada por ser híbrida, tanto intelectual como poéticamente.

Escalante reviró y aclaró que de cualquier forma Paz es un autor complejo, fascinante y apabullante; un escritor “ecléctico”, ya que fue un poeta que tardó en encontrar su propia voz y se convirtió en una esponja intelectual que todo leía, todo lo devoraba y lo asimilaba.

José Ramírez dijo que más que ecléctico, Paz era como “holístico”, crítico y apasionado, pero cuestionó su rebeldía, a lo que Mendiola puso como ejemplo la que en su tiempo tuvo Ramón López Velarde.

En lo que sí coincidieron los tres fue en la necesidad de releer la vasta e impresionante obra del autor de “Águila o sol”, ya que en sus textos siempre se descubren cosas nuevas.

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