Leticia Cosío, una pasión por el flamenco

23 de Abril de 2014
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México, 23 Abr (Notimex).- Con una carrera de Economía trunca y una trayectoria breve pero sustanciosa en danza clásica y contemporánea, la bailarina y coreógrafa mexicana Leticia Cosío se encontró de pronto con el flamenco y a partir de entonces ha desarrollado una pasión que la ha mantenido ya una década en los escenarios, al frente de su compañía ¡Viva flamenco!.

La agrupación independiente, que sobrevive sobre todo gracias al tesón de su fundadora, tiene que tocar puertas todos los días para abrirse espacios, pero en esta ocasión se alista para celebrar sus primeros 10 años de trayectoria en el Teatro de la Ciudad “Esperanza Iris”, donde el próximo viernes ofrecerá la gala “Compases a mi aire”.

Se trata de un espectáculo recopilatorio, en el que revivirá los mejores momentos de la agrupación, actualmente conformada por 12 personas, dos cantaores, dos guitarristas, un percursionista y seis bailaores, quienes imprimen su sello particular a esta forma de flamenco, al que Cosío considera mexicano.

La creadora habló a Notimex sobre este parteaguas en su trayectoria, y aseguró que cumplir una década sobre el tablao es motivo de alegría y de orgullo; la coronación de todo su esfuerzo.

“Me siento emocionada porque habernos mantenido como compañía independiente durante 10 años de actividad ininterrumpida, significa mucho”, añadió en entrevista.

Destacó que entre lo que más la enorgullece está que no sólo ha podido agradar al público con su danza flamenca, sino a lo largo de estos años, contribuir también a abrir fuentes de trabajo para otros talentos que de otra manera se hubieran perdido en el intento, pues la falta de oportunidades y apoyos para el arte hace que muchos desistan en el camino.

Uno de sus principales méritos, dijo, ha sido saber reunir talentos para hacer de ésta una compañía fuerte, con mucha calidad, que todos los días ha salido a tocar puertas de recintos y festivales para mantener la fuente de trabajo.

De la primera función de ¡Viva flamenco!, en un pequeño lugar de Polanco, con poco público pero esperanzadores aplausos, a esta presentación en el Teatro de la Ciudad, han pasado muchas cosas, siempre positivas, pues, aseguró, “buenas o malas, han contribuido a la consolidación de un proyecto que inició con el apoyo familiar”.

A ello, reconoció, ha contribuido grandemente la fe y la pasión que ella ha puesto en la empresa que conoció el cante jondo y el baile flamenco para hacerlos suyos de por vida.

Sus viajes a Sevilla, España, que iniciaron como estudiante del género, ahora son como artista, la llenan de satisfacción y la animan a buscar la internacionalización de su compañía, en lo que actualmente ha comenzado a trabajar.

Ello, luego de haber dejado huella en importantes escenarios de prácticamente toda la república y algunos sitios de Estados Unidos, donde, reconoció, será difícil penetrar, pues la situación actual en España ha hecho que los grupos españoles estén llegando a todas partes por cualquier cifra.

Cosío siempre supo que quería ser bailarina, se lo propuso desde la primera vez que vio un espectáculo dancístico y convenció a su madre de metarla a clases.

Aunque hizo una carrera universitaria, la de Economía, cuya tesis ya no concluyó, Cosío se decidió por el baile y obtuvo una beca para irse a estudiar a Estados Unidos, donde tomó clases con grandes maestros.

Tuvo una carrera breve pero sustanciosa como bailarina de contemporáneo, pero un buen día escuchó la guitarra flamenca, y se enamoró de la sensibilidad que despierta, la sensualidad que desborda y la pasión que arrebata.

La nieta de Alberto Cosío “Petatero”, primera espada del torero Rodolfo Gaona, se volcó por completo hacia el flamenco, dejó trabajo y trayectoria para estudiar, aprender y debutar en “Gitanerías”, ofreciendo funciones nocturnas.

Pero la maestra Paty Linares la encaminó hacia lo que la llevaría al verdadero aprendizaje del flamenco y a la postre a la creación de su compañía que, aclaró, no hace un flamenco puro por el simple hecho de que ella no es gitana.

Pero sí es un flamenco alejado de la interdisciplina, pues para ella el género tiene la suficiente riqueza para expresar por sí mismo su grandeza y, ante ello, su reto es lograr la complicidad que hace finalmente surgir el llamado “duende”.

“No soy dramaturga, escritora o actriz, soy bailarina y me todos los días me preparo para hacer flamenco”, acotó la maestra, cuyas intenciones, dijo, son crear sensaciones, emociones que permitan a la gente identificarse con nosotros; si la gente lograr liberar sensaciones yo ya cumplí”.

Sobre hacia dónde va ¡Viva flamenco!, Cosío aseguró que siempre en ascenso, a seguir creciendo, y parte de ese crecimiento buscará que sea llevar sus espectáculos a más países donde también aprecien el flamenco que se hace en México; “tenemos otras vivencias, otro contexto seguimos con los elementos del flamenco”.

Incluso ya hay un flamenco por mexicanas, en el que el cante ha tomado momentos o versos de Agustín Lara, de José Alfredo Jiménez, que retoman y cantan a su manera, explicó.

Trabajo, visión y terquedad es lo que define finalmente la trayectoria de Cosío, quien espera que ¡Viva flamenco! deje escuela y más adelante pueda establecer una academia donde pueda mantener vivo su arte en nuevas generaciones.

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