Museo Imperial de la Guerra reúne testimonios de conflictos mundiales

21 de Agosto de 2014
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Londres, 21 Ago (Notimex).- Misiles, bombas nucleares, sistemas de alerta, trajes de evacuación de submarinos y la poderosa bomba nuclear WE.177A, fabricada por la Royal Navy, forman parte de la colección del Museo Imperial de la Guerra, que cuenta con casi 11 millones de piezas en su acervo.

Las colecciones de la institución también incluyen una vasta biblioteca, así como vehículos y aviones militares que son admirados cada año por más de dos millones de visitantes de todo el mundo en sus instalaciones en Londres (tres), Cambridgeshire y Manchester.

El museo abarca todos los conflictos en los que el Reino Unido ha participado desde la Primera Guerra Mundial hasta la actualidad.

Una de sus secciones está dedicada a los conflictos que surgieron a partir de 1945 como la denominada “Guerra Fría” y los que involucran a Medio Oriente, además de contar con información sobre los despliegues militares británicos en Bosnia e Irlanda del Norte.

En sus instalaciones en Cambridgeshire se encuentra el aeródromo mejor conservado de la Segunda Guerra Mundial del Reino Unido, cuya historia se remonta a la primera conflagración mundial.

Este sitio tiene en exhibición una de las mejores colecciones de tanques, vehículos militares y artillería, y una exposición sobre la guerra terrestre que muestra el impacto del desarrollo tecnológico.

Entre los objetos que reflejan la amenaza real que constituyó una siempre temida guerra nuclear durante la Guerra Fría se encuentra un sistema de teléfonos conocido como “Carrier Control Point 111”.

La Organización de Alerta y Monitoreo del Reino Unido era la entidad responsable de enviar “la señal” de alerta al teléfono rojo en caso de un peligro inminente.

El operador en turno tenía la consigna de apretar el botón de la sirena de alerta, que enviaba una señal a siete mil estaciones de policía en todo el país para avisar y poner en alerta a la población.

Entre los documentos -tanto oficiales como privados-, fotografías y material fílmico que el museo posee y que dan cuenta de esa amenaza se destaca un póster de 1963 que fue parte de la Campaña para el Desarme Nuclear, que contó con el apoyo de artistas, intelectuales y figuras públicas.

El póster fue prohibido en lugares públicos, debido al fuerte mensaje de destrucción masiva que contenía.

El temor a la amenaza nuclear también se manifestó en las artes plásticas. El máximo exponente del movimiento británico Pop Art, Colin Self, moldeó a una mujer calcinada y mutilada tras los efectos de una bomba nuclear en su obra “Beach Girl” (Niña en la Playa) que se expone en el museo.

Las armas nucleares cambiaron la naturaleza de las guerras. “Su potencial era terrible. No sólo hubiera propiciado una guerra catastrófica sino el fín de la humanidad. El miedo de un aniquilación mundial significó que las armas nunca fueron utilizadas”, reza una nota histórica del museo creado en 1917.

Las galerías de la Segunda Guerra Mundial exploran los complejos desarrollos políticos de la Alemania nazi y los conflictos resultantes.

En la muestra sobre el Holocausto tienen cabida fotografías, periódicos de la época, afiches y filmes históricos que narran la historia de la persecución de los judíos y otros grupos parte del régimen encabezado por Adolfo Hitler.

Los visitantes de los recintos museísticos salen seguros de haber obtenido información muchas veces desconocida sobre los principales conflictos en los que se ha visto involucrado el Reino Unido, de acuerdo con sus propios testimonios.

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