“La voz humana” reflexiona sobre la pérdida del ser amado

02 de Septiembre de 2014
Guardar
México, 2 Sep. (Notimex).- La historia de una mujer exitosa y con incidencia social, que transita por la brutal experiencia del desamor, es narrada en la propuesta teatral “La voz humana”.

El montaje, que a partir del 8 de septiembre iniciará temporada en el Teatro Helénico en esta capital, es una adaptación de Antonio Castro al texto clásico de Jean Cocteau, en el que se muestra a una mujer que lidia con esta experiencia dolorosa mientras se desahoga por teléfono, debatiéndose entre la vida y el abandono.

En el monólogo, a cargo de la actriz Karina Gidi, el cineasta y novelista francés Cocteau (1889-1963), analiza las acciones mediadas por la comunicación y los vacíos creados entre los seres humanos, a través de una mujer que se enfrenta con el fin de un viejo romance.

“Es una obra de teatro intimista, Jean Cocteau retrata la psicología de una mujer. Toda la acción ocurre en una habitación, que al mismo tiempo es el espacio interior del personaje. El tema es ¿cómo enfrentar el desamor?

“Nuestro personaje atraviesa por una paleta muy amplia de emociones, lucha por reinventarse a sí misma. Tal vez ese sea el mayor reto de un ser humano cuando enfrenta una separación amorosa”, dijo Antonio Castro.

En escena, Gidi da vida a una mujer insegura, con complejo de vieja y fea, atrapada entre los recuerdos del ayer y hoy. Por si fuera poco, vive con un sentimiento de culpa y se resiste fuertemente al dolor que le provoca el rompimiento con su pareja, con quien vivió momentos entrañables.

En poco más de 60 minutos, la propuesta escénica también muestra a esta joven viviendo en agonía todos los días mientras espera ansiosa la llamada de su ex pareja. Quiere escuchar su voz y a través de ella superar esa soledad y fantasear que aún está su lado, ya que durante cinco año se convirtió en el aire que le permitió estar viva.

Con una iluminación en tonalidades oscuras que remiten a una atmósfera de protección y misterio, se evoca el silencio, el infinito y la fuerza pasiva femenina, para invitar al espectador a aislarse y esconderse del mundo.

Esta obra también invita a reflexionar sobre la nostalgia por aquellos momentos de conquista con un beso, una caricia, un abrazo o una mirada que lo cambiaba todo.

Una recámara en donde se observan diversos objetos en color azul, entre los que destacan una cama, un librero con diversos portarretratos sin fotos, una silla con ropa y un tocador sin espejo, es la escenografía de esta obra en la que esta mujer, hace participe al espectador de sus momentos de alegría y dolor, y más tarde de una sorpresiva transformación.

En ese espacio que remite a un lugar frío y desolado, se invita a tener claridad y controlar la mente, toda vez que la mujer reflexiona sobre si continuar o no pensando en algo que ya murió.

Archivado en