Argentinos padecen crisis cambiaria con diferentes precios de dólar

23 de Agosto de 2014
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Buenos Aires, 23 Ago (Notimex).- Ana Gallo pensaba viajar desde su natal Buenos Aires a Colombia en las próximas vacaciones de invierno. Samuel Moyano quería comprar una casa. Y Marcelo Latorre esperaba seguir cobrando los dólares que su empresa le paga desde el extranjero.

Pero Ana ya no irá a Colombia ni Samuel se podrá comprar una casa ni Marcelo cobrará dólares, sino devaluados pesos, porque ellos, como millones de argentinos, son víctimas cotidianas de la crisis de un mercado cambiario en el que conviven múltiples cotizaciones legales e ilegales del dólar.

La dependencia de los argentinos a la divisa estadunidense se debe a que el ahorro en esa moneda fue el único refugio que encontraron ante las intermitentes crisis económicas que padecieron.

Entre ellas, la hiperinflación de finales de la década de la década de 1980, una época en la que los precios podían aumentar varias veces en un mismo día.

En la década de 1990, la subordinación de la moneda argentina se consolidó cuando el gobierno de Carlos Menem decretó que un peso valía igual que un dólar, ficción insostenible que terminó en una grave crisis, con muertos incluidos, en diciembre de 2001.

Para entonces, los argentinos ya estaban acostumbrados a que las propiedades se tasaran y vendieran en dólares y no en pesos.

Y esa es la razón por la cual la inestabilidad del mercado cambiario impide a miles de personas comprar una casa o un departamento, pese a que el gobierno abrió la opción de unos bonos inmobiliarios.

Samuel Moyano, dueño de un local de dulces, dijo a Notimex que durante los últimos años cometió “el grave error” de ahorrar en moneda nacional, hasta que en 2011 reunió poco más de 600 mil pesos, que equivalía entonces a unos 120 mil dólares.

“El gran problema fue que ya no pudimos cambiar ese dinero a dólares, porque justo el gobierno impuso el cepo, ya no se podía comprar dólares como antes, y entonces vimos cómo nuestra plata se fue haciendo cada vez menos, porque en ninguna parte aceptaban nuestros pesos para comprar un departamento”, lamentó.

La presidenta Cristina Fernández comenzó a aplicar en diciembre de 2011 una serie de controles para la venta del dólar.

Esos controles terminaron con el libre acceso a la divisa, lo que representó un duro golpe sicológico para los argentinos y que se reflejó en la economía real con el fortalecimiento de un mercado cambiario paralelo e ilegal.

Entre más controles se impusieron, mayor fue la compra del “dólar blue”, como se llama en Argentina a ese mercado ilegal, pero que permite comprar la divisa aunque sea cara.

A diferencia del dólar legal, que es mucho más barato, pero de difícil acceso porque se deben cumplir trámites no siempre claros y se está sujeto al permiso de las autoridades fiscales.

En el caso de Moyano, por ejemplo, esos 600 mil pesos que tenía en 2011 y que equivalían a 120 mil dólares, esta semana se convirtieron apenas en 43 mil dólares, tras el aumento histórico registrado por el “dólar blue” y que presiona a una micro devaluación del dólar legal.

Ana Gallo, una diseñadora gráfica de 27 años, representa otra faceta del impacto de los vaivenes cambiarios en Argentina, ya que, sin que le dieran razones claras, no obtuvo el permiso de las autoridades fiscales para comprar los dólares que necesitaba para irse de vacaciones a Colombia.

“El tema es que no me dejan comprar dólar legal; para el dólar blue ya no me alcanza porque está muy caro”, lamentó.

“Podría pagar cosas con tarjeta de crédito, pero el gobierno me cobra un recargo del 35 por ciento a todo lo que pague en el extranjero, así no hay presupuesto de viaje que alcance porque yo tenía lo justo. Me quedo acá”, explicó.

Marcelo Latorre es un economista de 34 años que elabora informes para consultoras extranjeras que le depositan en dólares, pero en cuanto su pago llega a bancos de Argentina se convierte a una tasa de cambio oficial que hoy es de 8.4 pesos.

“Si a mí me pagan mil dólares, hoy recibo acá ocho mil 400 pesos, pero si quiero recuperar esos dólares, el gobierno que me los pagó a 8.4 pesos, me los va a vender a 10.08, y eso si tengo la suerte de que me autorice, lo que nunca es seguro”, explicó.

Agregó que “la última opción sería comprar dólar blue, pero a 14 pesos, es una distorsión absoluta, una locura”.

El problema es que, en muchos aspectos de la economía real, lo que rige es el precio del dólar paralelo, no el oficial, porque los comercios aceptan pago en dólares a cotizaciones de entre 12 y 14 pesos, al igual que en el mercado inmobiliario.

La devaluación disfrazada complica también a las personas que necesitan enviar dinero a sus familiares en el extranjero, porque las empresas cobran comisiones del 50 por ciento para recuperar la diferencia entre la cotización legal, que deben respetar, y la ilegal, que es la que les conviene.

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