Matamoros, hombre leal, ciudad heroica

13 de Agosto de 2014
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México, 13 Ago. (Notimex).- Ubicado al noreste de Tamaulipas, el municipio Mariano de Matamoros tiene como insignia en su escudo el año 1851, cuando obtuvo los títulos de “Heroica”, “Leal” e “Invicta”.

Dicha ciudad tiene una extensión territorial de cuatro mil 45.62 kilómetros cuadrados, cuenta con una flora y fauna diversa y clima extremo, tanto para bajas como para altas temperaturas, según la Enciclopedia de los Municipios y Delegaciones de México en su portal electrónico.

Detalla que, por su cercanía con la cuenca del Río Bravo, su orografía es propicia para la agricultura, base de la economía del municipio, que en 1826 se le denominó Villa de Matamoros en honor a Mariano Matamoros y Orive, héroe de la Independencia de México. Para 1834 adquirió el grado de ciudad.

Rodeada de una zona hidráulica importante, como el Golfo de México y el Río Bravo, la ubicación geográfica de dicha ciudad es una metáfora de la trascendencia que tuvo el clérigo insurgente, quien nació en la Ciudad de México el 14 de agosto de 1770.

Considerado por José María Morelos como su “brazo derecho”, “se caracterizó por ser un hombre atormentado, apasionado y a veces lleno de dudas, pero al mismo tiempo decidido, valeroso, inteligente, leal y generoso”, anotó José Herrera Peña en su obra “Proceso instruido en contra de don Mariano Matamoros”.

Sus estudios comprendieron las artes y la teología, disciplina de la que se graduó en 1789 y a la que posteriormente se dedicó. Fue designado cura de Jantetelco, Morelos, en 1807, cargo que desempeñó hasta diciembre de 1811 cuando se integró a la gesta de independencia.

En su participación en esa lucha se distinguió por haber defendido la ciudad de Cuautla, Morelos, junto al Siervo de la Nación.

“Sostuvo Matamoros la defensa de uno de los sitios más expuestos durante el sitio de Cuautla, distinguiéndose por su audacia y valentía. Sólo él, al frente de 100 dragones, pudo romper el sitio, perdiendo en la acción 40, para cumplir la misión de abastecer sitiados”, según la publicación.

El carisma y la influencia que tenía sobre sus feligreses fueron aprovechadas para ganar adeptos y aumentar el número de integrantes del Ejército que encabezaba, el cual fue uno de los mejor organizados. Su autoridad y popularidad creció, al grado de rebasar a la de Morelos.

Ello fue factor para que José María lo nombrara brigadier en agosto de 1812, “y el 12 de septiembre, en carta que dirige a Ignacio Rayón, le dice que lo ha nombrado Mariscal de Campo y su segundo, en caso de fallecimiento y prisión”, estableció Herrera Peña.

En la continuación de la guerra de independencia, Matamoros participó en diversas batallas, como en las de Oaxaca, Puebla y Valladolid, pese a ser un cura. Posteriormente Morelos lo nombró teniente general en Acapulco.

Con esa confianza, el insurgente fue instruido para que auxiliara a Nicolás Bravo “sitiado en San Juan Coscomatepec. Matamoros no llegó a tiempo para evitar la derrota”, indica el portal electrónico del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución.

Con esa batalla perdida los insurgentes fueron disminuyendo su dominio, lo que significó la captura de Matamoros que fue encarcelado el 5 de enero de 1814.

“Se le condujo preso a Pátzcuaro, donde entró el 12 de enero, y tres días después llegó a Valladolid. El 21 de ese mes firmó su retractación”.

Sobre su retractación se cree que su confesor y provisor convencieron a Mariano para que a través de la descalificación pudiera ser perdonado y poder alcanzar la absolución.

Su descalificación hacia el movimiento de independencia, así como al sistema que siguió durante esa lucha, muestran a un Matamoros que no tuvo otra opción.

En cuanto a su aprehensión, Morelos y Pavón propuso al virrey Calleja la libertad de su “brazo derecho” a cambio de 200 españoles que estaban en prisión.

Sin miramientos, Matamoros fue fusilado el 3 de febrero de 1814; con su muerte, José María perdió fuerza en su lucha por la libertad de esta nación.

Hoy varias ciudades del país llevan el nombre de Matamoros, su reconocimiento ha sido plasmado en monedas conmemorativas del Banco de México y se han hecho diversos estudios sobre su vida y obra.

Por eso, de la misma forma en que la bandera del municipio Matamoros, Tamaulipas, enarbola diferentes virtudes, Matamoros figuró como ejemplo con sus acciones, tanto en el movimiento independentista como en su función de clérigo.

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