Estudian nuevas terapias para tratar la insuficiencia cardiaca

17 de Abril de 2014
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México, 17 Abr. (Notimex).- El cardiólogo español José Ramón González Juanatey subrayó la importancia de diseñar nuevas estrategias terapéuticas para mejorar el tratamiento de la insuficiencia cardiaca (IC), la primera causa de ingreso hospitalario en mayores de 65 años y fase final de muchas enfermedades que afectan a ese órgano.

En la ponencia que impartió en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), el especialista puntualizó que esos blancos terapéuticos deben basarse en el estudio de los mecanismos celulares y moleculares implicados en el desarrollo del padecimiento.

Planteó que aun cuando hace dos décadas la tasa de mortalidad de los pacientes con IC era de 50 por ciento por año y en la actualidad óptimamente tratado es de 10 por ciento, esa cifra es aún muy elevada.

“Por eso es indispensable diseñar nuevas estrategias terapéuticas, desde otro enfoque que nos permitan tratarla mejor”, argumentó en un comunicado.

El presidente de la Sociedad Española de Cardiología comentó que se ha llegado al tope en la investigación de la mecánica, la física o la contractibilidad (capacidad de responder a un estímulo) del corazón.

De ahí que para seguir progresando en la lucha contra la IC se debe ver al corazón como un órgano endocrino que produce un conjunto de hormonas y enfocar hacia ese camino la búsqueda de nuevos blancos terapéuticos.

González Juanatey se refirió a uno de los ensayos clínicos más importantes elaborados en el tema en el que se concentraron todos los esfuerzos para bloquear la inflamación en la IC, pues había evidencia de que la inflamación del corazón generaba más riesgo.

“Esto parecía ser un excelente blanco que nos permitiría bajar esa cifra de 10 por ciento, pero los tratamientos tanto a corto como a largo plazo no se acompañaron de ningún beneficio”.

El también miembro del Consejo Asesor de la Comisión de Sanidad de la Unión Europea insistió en que la alta prevalencia de la IC, que se caracteriza por la incapacidad del corazón para responder con un gasto cardiaco acorde a la demanda metabólica del resto de los tejidos, obliga a proponer un cambio de paradigma, como lo hace una reciente publicación.

“Es necesario dejar de ver a la IC con función sistólica preservada (presión alta) como algo mecánico. Es un síndrome metabólico en el que la oxidación jugaría un papel determinante”.

De hecho, dijo el catedrático de la Universidad de Santiago de Compostela, hay un conjunto de alteraciones metabólicas tanto en el cardiomiocito como en el endotelio que podrían ser responsables de la rigidez del corazón y de su incapacidad para dilatarse.

“Si esto es así, es por ello que los últimos ensayos han fracasado”, aseveró el especialista.

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